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Prontuario de Musicología. Música, sonido y sociedad. 9788489813885

Prontuario de Musicología. Música, sonido y sociedad

Clivis Publicaciones. 2003

Ficha técnica

  • EAN: 9788489813885
  • ISBN: 978-84-89813-88-5
  • Editorial: Clivis Publicaciones
  • Fecha de edición: 2003
  • Encuadernación: Rústica con solapas
  • Dimensiones: 15,5x21,5
  • Idioma: Castellano
  • Nº páginas: 240

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En él se desarrollan los siguientes temas:
I. La musicología y la experiencia de la música
II. Las profesiones de la música.
III. Atrapando el tiempo: La notación musical y la fonografía
IV. Fabricando sonidos: La organología
V. Mirando la música: La iconografía musical
VI. Hablando de música: La literatura musical
VII. Cómo trabajan los musicólogos

INTRODUCCIÓN

La música se encuentra presente en muchos momentos de la vida. A veces lo hace de manera inconsciente, bajo la forma de sonido ambiental o música de fondo, y a veces lo hace de manera más ostentosa, como sucede en todo tipo de celebraciones colectivas a las que anima y hasta organiza en ocasiones. También la encontramos en circunstancias en las que se convierte en protagonista, como sucede, por ejemplo, en los conciertos o cuando alguien canta alguna canción para los amigos. Su escucha siempre produce algún efecto importante: ayuda a disfrutar, relajarse (o excitarse), concentrarse (o distraerse), reforzar la consciencia corporal, comunicarse unos con otros, o matizar las relaciones sociales. Y también llega a hacer cosas tan importantes como inspirar teorías filosóficas, exaltar creencias religiosas, aumentar la productividad de los trabajadores, o representar la estructura social de determinados grupos humanos. Parece, pues, que es algo proteico, capaz de acompañar momentos humanos de muy diferente categoría, y adoptando muy diferentes formas de presentación.
Hasta la época de la fonograbación, el sonido musical siempre venía «de alguien», y, si existía, era porque ese «alguien» se dirigía hacia el oyente de una manera personal. Por eso, la actividad musical implica siempre alguna forma de relación con los demás (lo que hace que algunos la consideren como «la más social de todas las artes»). Pues lo cierto es que nunca se hace en solitario. Y así, al requerir un encuentro entre personas, ofrece formas más o menos ritualizadas de estar unos con otros y muestra de qué tipo es ese encuentro. Algo tan delicado que no puede hacerse con los medios de expresión ordinarios. Por eso existe como forma cultural con entidad propia.
Efectivamente, durante las actividades musicales, cada uno participa según el espacio social que ocupa. Tocando, cantando, bailando con amigos o compañeros, o escuchando silenciosamente en la oscuridad, señala de qué manera se sitúa ante los demás. Yendo a determinados conciertos o comprando determinados discos, tocando determinada música o viajando para escuchar a determinado director de orquesta, se suscriben determinadas formas de vida. Y al identificarse con determinados estilos musicales, se señala uno ante los demás por su gusto musical y su forma de participar, del mismo modo en que lo hace a través de su forma de vestir, la calidad de su coche, o el lugar donde está su casa.
Así que hacer música es una forma de mostrar cómo estamos juntos y cómo nos socializamos los humanos. La Musicología, a la que se presenta en este libro, ayuda a desvelar cómo sucede esto y por qué. Se trata de una disciplina diseñada para observar y estudiar académicamente la organización del sonido musical y las actividades a que da lugar. Ofrece oportunidades para introducirse en un mundo que puede ser hermoso para unos, erudito para otros, técnico para otros más, y, para todos... un terreno de encuentro con experiencias que, más allá del placer personal, implican también dedicación temporal, espacios específicos, e inversión económica. Representación social y producción cultural, en suma.
En este libro presentamos la situación actual de los conocimientos y teorías sobre la música, con los debates que se están llevando a cabo en el momento presente: ¿qué podemos saber de la música si resulta que es un objeto que no tiene existencia material? ¿qué es lo que se transmite a través de ella? ¿existe otra música además de la de los grandes compositores o la que presentan las industrias culturales? ¿cómo se puede integrar la música de las culturas minoritarias en el universo sonoro de nuestros días? ¿cómo le afecta la globalización o la multiculturalidad? También ofrecemos una revisión general de carácter somero sobre los métodos de trabajo y los materiales con los que se enfrentan los musicólogos, historiadores, críticos, gestores, animadores culturales, museístas y documentalistas relacionados con este área de conocimiento, explicando cómo se llega desde la creación musical hasta el público, y los pasos intermedios que condicionan, mediatizan y determinan el resultado sonoro final.
Este planteamiento nos parecía necesario en tanto que la presencia de la música está poco estudiada en nuestro país, a pesar incluso de las elevadas cifras de consumo que presenta. Pero el consumo musical, cuando se observa medido sólo por el número de equipos de reproducción por habitante o por la venta absoluta de fonogramas, no nos dice nada sobre qué clase de consumo es, a qué clase de experiencia musical se refiere, o qué necesidades satisface. La música es una realidad de la que apenas sabemos poco más que las cifras que mueve en el PNB. Muy abultadas, por cierto. Por eso, creímos adecuado realizar una introducción al estudio de la música como fenómeno de cultura, y, para ello, la vía más adecuada era presentar la situación actual y los métodos de trabajo de la Musicología, con sus teorías y explicaciones de lo que la música es y de lo que provoca en sus oyentes.
La Musicología, que aspira a completar la experiencia musical mediante la información necesaria para comprenderla, es una disciplina de reciente implantación en nuestro país. Tampoco en otros lugares es muy antigua, pero cuenta con la experiencia de al menos alguna década por encima del siglo de existencia. La inmediatez de la música en vivo no facilitó nunca el desarrollo de instrumentos de elaboración intelectual sobre ella, desde luego, y, en España, donde la prolongación de las formas de producción musical del Antiguo Régimen ha impedido el desarrollo de un mercado moderno de la música hasta hace poco tiempo, esta ausencia se prolongó más todavía. Ello puede explicar la falta de racionalización con que se han desarrollado muchas actividades musicales importantes en nuestro país. La enseñanza musical entre las primeras, desde luego, pero también la organización de la vida profesional de los músicos, las industrias de la edición y la fonograbación, la legislación, la divulgación y la crítica musical: todas han sufrido los resultados de esa anomalía histórica que las diferencia respecto a las de las sociedades vecinas.
Los inicios de la Musicología en España han sufrido de las dificultades que esta situación puede suponer. Es de esperar que las nuevas promociones de estudiantes, en el marco de una enseñanza musical renovada y con una conciencia clara de la necesidad de desarrollar elementos de comprensión para racionalizar el todavía algo desvertebrado mundo de la música peninsular, vayan a recuperar el tiempo perdido. Además, en las principales ciudades españolas está comenzando a existir por fin una vida musical de carácter regular, gracias a la organización de infraestructuras, redes de teatros, festivales, entidades promotoras y, sobre todo, a la mejor formación de músicos de nivel profesional. Hasta hace muy poco, era imposible mantener un mínimo contacto con la música en vivo a no ser que se realizaran desplazamientos a Madrid, Barcelona o fuera de España, y eso significa que los pocos que se lo permitían vivían la música de una manera descontextualizada y excepcional.
Desde un punto de vista estadístico, pues, las actividades musicales disponibles para la población española eran, simplemente, las que ofrecían la música grabada y los medios industriales de comunicación de masas, las vinculadas al ejercicio de los instrumentos clásicos en los conservatorios (donde predominaba el piano de manera abrumadora), y algunas iniciativas más o menos azarosas de música joven o folklórica. En estas condiciones, es lógico que la música resultara ser un mundo ignoto y misterioso para mucha gente, a pesar de que se consumieran discos en cantidades homologables a las del resto del mundo occidental.
Hoy, al revés, el proceso de formación de los diversos públicos ligados a los diversos tipos de música viva es un hecho real, y la necesidad de profesionales capaces de dar respuesta a sus demandas de información, divulgación, crítica y gestión resulta evidente. La Musicología está llamada a proporcionar los técnicos en esa intermediación cultural de la música: los gestores, documentalistas, informadores especializados, y creadores de opinión que esa nueva situación demanda. Tanto más cuanto que la evolución en los gustos musicales y en la configuración de los grupos de oyentes se está produciendo a velocidades insospechadas hace poco tiempo.
La función de esos especialistas tiende a estructurar el mundo musical, haciéndolo más funcional y respondiendo a las demandas de la sociedad actual con la experiencia acumulada por la Musicología durante esos algo más de cien años de su existencia. Para ellos, y para el público al que se destinan sus trabajos, se hace necesario disponer de herramientas de comprensión que permitan abrir caminos de racionalidad en lo que desde fuera podría parecer un bosque impenetrable de nombres, estilos, etiquetas comerciales, o iconos sociales. La Musicología, si es de buena calidad, está llamada a proporcionar esas herramientas.
Por esta razón, parece conveniente ofrecer un punto de partida que informe, tanto a los estudiantes de esta disciplina todavía novedosa en nuestro país como al público interesado, de los fundamentos del estudio de la música que han servido para ubicarla en su plena funcionalidad allí donde disfruta de condiciones de desarrollo más adecuadas. Para ello, hemos organizado el contenido de este libro presentando en primer lugar una introducción a la Musicología en sí, y otra a los oficios profesionales de la música, mostrando sus tradiciones y hábitos de trabajo, y la forma en que pueden determinar los resultados de la actividad musical. Después, siguen sendos capítulos destinados a observar las características de las diversas tipologías documentales de la música (notación, fonografía, organología, iconografía musical, y literatura musical). Seguimos así un desarrollo que va de lo más general a lo más detallado: la cosa (la música y la musicología), las personas con sus utensilios de trabajo (los músicos y los instrumentos), y los documentos a través de los que se comunican. Al final, hay un capítulo sobre tendencias historiográficas y una exposición breve sobre mecanismos de trabajo que plantea las discusiones más recientes sobre el modo de encarar actualmente el ejercicio profesional de las tareas musicológicas.
En el texto se exponen los aspectos más importantes de la Musicología, explicando su relación con la música práctica y sus procedimientos de trabajo, y planteando las reflexiones que ello provoca en los autores recientes. El tono expositivo empleado atiende a criterios divulgativos, pensando en un lector no especializado. De hecho, este libro se dirige a estudiantes tanto como a aficionados a la música, y no hace falta saber música para leerlo y entenderlo (aunque sí «saber música», es decir, vivir la música desde una experiencia personal).
Actualmente, el libro de referencia en España para estos temas es el Compendio de Musicología, de J. Chailley, que es una traducción de un material ya muy antiguo y poco útil hoy día (el original data de 1958, y la traducción castellana, de 1984, con una actualización muy superficial). Aunque nuestro libro no es tan extenso ni detallado, cubre los aspectos esenciales del tema, tal y como se consideran en el momento presente, incluyendo también los debates actuales; además, incluye referencias a todos los tipos de música, comprendida la llamada popular music, y la de otras culturas no occidentales, que no aparecen en el libro de Chailley, o lo hacen anecdóticamente.
En la elaboración de este libro ha sido determinante nuestra actividad docente en diversos centros educativos de distintos niveles. El contacto con jóvenes y estudiantes cuyas experiencias musicales recorren amplias zonas del espectro sonoro actual nos ha ayudado a ubicarnos en un punto de vista en el que no se prioriza ninguna estética por encima de otras, aunque se mantiene la referencia académica en la que contamos con mayor experiencia. Su texto ha sido probado directamente en el Campus Virtual de la Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea, al que agradecemos el asesoramiento prestado y la oportunidad de trabajar en el innovador medio de Internet. También agradecemos a Manuel Benito y Jesús Romo, del citado Campus Virtual, todas sus amabilidades y apoyos, y a quienes, con sus comentarios y observaciones, nos han ayudado a mejorar su contenido y a adaptarlo para el lector medio.

Carmen Rodríguez Suso



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