
Manolo Tena
Colis, Octavio
;Galvañ, Ángel
Fundación Autor - Sociedad General de Autores y Editores. 1998Ficha técnica
- EAN: 9788480482448
- ISBN: 978-84-8048-244-8
- Editorial: Fundación Autor - Sociedad General de Autores y Editores
- Fecha de edición: 1998
- Encuadernación: Rústica
- Dimensiones: 20x26
- Idioma: Castellano
- Nº páginas: 84
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Agotado en la editorialPVP. 8,00€
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En las páginas de este libro con el que se inicia la nueva etapa de la Colección Los autores ? editada por la Fundación Autor, de la Sociedad General de Autores y Editores de España, se desvelan los viajes y las composiciones, la vida, las opiniones, y la imagen de un autor tan raro como esclarecedor del verdadero panorama músical hispano de este final de época. El largo recorrido de Manolo Tena por la discografía y el espectáculo, la poesía y la música comenzó hace muchos años, cuando por el Madrid de la década de los 70 se paseaban los primeros artistas y prestigitadores del cambio, de la transformación. Aquel joven poeta neoromántico, con sus cuadernitos llenos de dibujos y poemas agrios y feroces, tomaba apuntes de todo aquello que sucedía en los rincones de un Madrid acribillado por la inspiración y el sentimiento de los artistas nómadas que, antes o después, descargaban en la vieja ciudad del Centro sus creaciones proscritas y también los ecos de los creadores internacionales, allí donde les dejaban actúa, o les programaban. En aquel Madrid remoto y oscuro habían comenzado a resonar las voces del Living Theatre, de Roy Hart, del grupo Tábano, de Ray Collins, y las más sutiles y raciales de salvador Távora, de los poetas del grupo que componía Poesía 70, de José Heredia Maya, y de tantos otros? Con todo ello fue tejiéndose la provocadora figura de rokero insolente que mostraba en sus actuaciones en los pasillos del Metro o en los escenarios. Con los grupos Cucharada y Alarma!!! Supo darle al harapo y al desplante una dignidad tan nueva en el panorama musical del naciente Estado Español de las Autonomías, que se creó a su alrededor un prestigio que acabó por ser una niebla espesa, como la que acompaña a los ángeles perdidos en el firmamento. Y así voló durante año, raso y esplendoroso. Un día, la cola de un huracán que se ensañaba en las avenidas llenas de palmeras de Miami, lo devolvío al viejo continente, y a partir de ese momento, las plumas de los críticos musicales y las tablas de los escenarios se llenaron de Manolo Tena.