Pablo Sarasate (1844-1908)

¿Qué interés puede tener insistir sobre don Pablo, al cabo de casi un siglo de su muerte? ¿No volvemos sobre una personalidad que conoció una existencia brillante, brillantísima en muchos momentos y, como intérprete, se apagó en cuanto murió en su Villa Navarra? ¿No es verdad que como 'sonó' en Europa, se 'silenció' cuando acabó su carrera de virtuoso?

El silencio o, por mejor decir, la indiferencia pamplonesa cayó sobre el violinista insigne al día siguiente de su muerte -en cuyo discurso necrológico se dijo: "poseía un timbre de pureza singular. Su afinación era indefectible y el magisterio de su técnica para vencer cualquier dificultad, admirable: dobles cuerdas, armónicos, trinos, escalas cromáticas, pizzicatos, todo era extraordinario. Su mano izquierda, fuerte y segura, y la fusión de estos mecanismos de ambas manos, perfecta"-, esa callada reacción se tradujo en la falta de un estudio detallado de su técnica.

CONTENIDO

-Presentación
-Prólogo

-Recuerdos de mi niñez
-Mis comienzos en Galicia
-Conservatorio de Madrid
-París
-Viajes relámpago a España
-Nuevamente París
-Nueva York
-América
-Alemania
-Virtuosas pianistas de mi época
-México
-Francia y viaje a Alemania (1891)
-La gloria de un genio
-Fiestas y ferias de San Fermín
-Mi amigo Ricardo Villa
-Mis aficiones y mis gustos
-Curiosidades y anécdotas
-El amor y yo

-Rasgos para un retrato
-Artistas que interpretaron sus obras
-Violinistas contemporáneos (1844-1908)
-Su producción musical
-Composiciones musicales que le dedicaron
-Sus últimos días
-Homenaje de la Revista del Orfeón Pamplonés, julio de 1908
-Materiales y documentos relacionados con Pablo Sarasate que se encuentran en archivos, bibliotecas y museos de Moscú

-Epílogo