François Couperin

François Couperin, discreto, púdico, el más poeta de los clavecinistas franceses, a decir de Debussy, no dejó tras de sí otra huella que su música. Philippe Beaussant ha debido, pues, ahondar en la sensibilidad de su época y resucitar el cuadro de la vida del compositor y su familia, una célebre dinastía de músicos. Por otra parte, el conjunto de su obra -la música sacra y de cámara, así como las doscientas cuarenta piezas para clavecín- es objeto de un análisis preciso y documentado a la luz de los conocimientos musicológicos más recientes. De esta doble investigación sobre su tiempo y su música va surgiendo poco a poco la imagen de François Couperin en el contexto de una Francia entregada a la música como no lo volvería a estar después, tanto en el campo como en las ciudades y en la corte. Con un rigor extremado que no excluye la poesía, el autor de esta obra de referencia única ha recuperado así la delicadeza y la profunda sensibilidad de la música de Couperin.