La Lira d'Espéria II: Galicia. Alfonso X O Sábio-Anónimos. Danças, Cantigas & Cantos da terra
Esteban, Pedro
;Mayoral, David
;Savall, Jordi
Alia Vox (Son Jade). 2014Ficha técnica
- EAN: 81515
- ISBN: 81515
- Editorial: Alia Vox (Son Jade)
- Fecha de edición: 2014
- Encuadernación: Rústica
- Dimensiones: 12x14
- Idioma: Castellano/Cat./Ing/Fr./It./Al
Disponible
SÓLO 1 EN STOCK - dato actualizado el 12/12/24 a las 22:52PVP. 17,00€
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EL 1994, tras varios años de investigaciones, experimentos y conciertos, grabamos el primer compacto dedicado a La lira d?Espéria, interpretado ya en esa época con mis tres instrumentos antiguos (el rabel, la vihuela tenor y el rabé morisco) y con las indispensables percusiones de Pedro Estevan. La idea era presentar las músicas y los instrumentos protagonistas de la grabación con la imagen evocadora de los antiguos nombres de lira y Hesperia. Tal decisión nos pareció evidente dado que toda la grabación estaba dedicada a un repertorio medieval para instrumentos de arco formado por músicas procedentes de las diversas culturas cristianas, judías y andalusíes presentes en aquellos tiempos pasados en los territorios ibérico e itálico.
Hesperia fue el nombre que la Antigüedad griega dio a las dos penínsulas más occidentales del Mediterráneo, la itálica y la ibérica. Es también en esas latitudes del extremo occidental donde (según Diodoro) parecen situarse las Hespérides (o la Atlántida), con los famosos jardines que albergaban las manzanas de oro (¿naranjas?) con poderes mágicos.
Y la lira fue uno de los primeros instrumentos de música descritos por la mitología helénica, y uno de los más citados por Virgilio (70-19 a. C.) junto con la cítara. Según la tradición griega, su inventor habría sido Apolo, mientras que Orfeo lo habría sido de la cítara. Existieron dos formas de lira en tiempos antiguos: la primera, más común en la Antigüedad, parecida a un arpa pequeña cuyas cuerdas se pulsaban; y la más moderna, que se tocaba con arco y más parecida a la actual lira griega.
Es precisamente en el territorio de la Hesperia ibérica donde encontramos los primeros rastros de instrumentos de arco. Según una hipótesis muy probable, la técnica del arco parece haberse introducido en Europa hacia el siglo VIII y desarrollado poco a poco en el continente gracias a los músicos procedentes de los países araboislámicos. Recordemos el elevado nivel de la cultura árabe y bizantina entre los siglos VIII y X, y también la importancia de los intercambios artísticos asociados muchas veces a los conflictos entre Oriente y Occidente. No constituye pues ninguna sorpresa que las primeras representaciones europeas de un instrumento de arco aparezcan a partir del siglo X en los manuscritos mozárabes de origen hispánico del Beato de Liébana (920-930), así como en diversos manuscritos catalanes como la Biblia de Santa María de Ripoll.
De ese modo es representada la vihuela de arco, viola d?arc (en catalán), vièle (en francés), fiddle (en inglés), Fidel (en alemán), el instrumento preferido de los trovadores y los juglares; pero también de los nobles, quienes tras las cualidades guerreras valoran muy especialmente la habilidad para interpretar la vihuela. Tal afirmación se puede deducir de modo lícito a partir de los numerosos textos de la época o de imágenes tan evidentes como el «sello» de Beltrán II, conde de Forcalquier (Provenza), representado en 1168 por un lado a caballo con sus armas y por otro tocando la vihuela. Se habla así de «joglere» noble en oposición a los juglares profesionales, porque la actividad del noble no está relacionada con el provecho sino con el mero placer y forma parte de los exercitia liberalia? La vihuela es por excelencia, y al mismo nivel que el arpa, el instrumento indispensable de la vida cortesana y señorial.
Si tenemos en cuenta las informaciones iconográficas, la forma de los instrumentos, los tipos de arcos y cuerdas utilizados, resulta evidente que el concepto de ideal sonoro de aquellas épocas debió de ser muy diferente del actual. Sólo las sonoridades y las técnicas de ciertos instrumentos populares actuales, tal como se tocan hoy en Grecia (Creta), Macedonia, Marruecos, la India, etcétera, pueden dar una idea aproximada de cómo eran las músicas de baile o las músicas populares: un sonido arcaico y a veces primitivo, pero lleno de vida y expresión; y en el caso de las músicas líricas, poéticas, o músicas de corte: un sonido más modulado y refinado, como nos dice hacia 1330 el arcipreste de Hita en su Libro de buen amor:
La vihuela de arco fas dulces devailadas,
adormiendo a las vezes muy alto a las vegadas,
bozes dulces, sabrosas, claras e bien punteadas,
a las gentes alegra, todas las tiene pagadas. (Jordi Savall, 2014)