La música española y la propiedad intelectual (1916-1939). Suplemento II: La música ligera

Responsable de la investigación: Manuel Pajuelo Iglesias.

Este Suplemento II. La música ligera, compañero del dedicado al Teatro Lírico, deriva de la obra completa La Música española y la Propiedad Intelectual (1916-1939), aun inédita, y es continuación de La música en el Boletín Propiedad Intelectual, 1847-1915, publicada por la Biblioteca Nacional en 1997.
El origen es el mismo, la ley de Propiedad Intelectual de 10 de enero de 1879 y el Reglamento para su aplicación, de 3 de septiembre de 1880. Algo ya estudiado que determina quiénes son los creadores, fija la duración de los derechos y da normas específicas sobre las obras dramáticas y musicales. Las inscripciones se adaptan a lo establecido en el Capítulo V del Reglamento:

"...Artículo 22.Todo el que pretenda disfrutar de los beneficios de la Ley presentará en el Registro:
Primero. Una declaración en papel de hilo, firmada por el interesado, en que haga constar la naturaleza de la Ura y sus circunstancias, y el concepto legal bajo el cual se solicita la inscripción.
Segundo. Tres ejemplares de la obra o de la parte de la obra que se pretenda inscribir, o uno solo manuscrito .e la parte literaria, y otro de igual clase de las melodías con su bajo correspondiente en su parte musical, cuando se trate del caso marcado en el art. 36 de la Ley.
Artículo 23. Toda inscripción en el Registro de la Propiedad Intelectual hará constar las circunstancias siguientes:
Nombre, apellidos y domicilio del solicitante.
Título de la obra.
Clase de la misma.
Nombre y apellidos del autor, traductor, arreglador, etc., etc.
Nombre, apellidos y domicilio de propietario.
Establecimiento donde se ha hecho la impresión o reproducción y su procedimiento jugar y año de la impresión.
Edición y número de ejemplares.
Tomos y tamaño, y páginas de que consta.
Fecha de la publicación, y todos los demás datos que sirvan para identificar la obra y llenar los requisitos reglamentarios..."

Es fácil ver el paso, en lenguaje antiguo, a una ficha catalográfica. Con tan óptimos principios, la realidad es que no existió una relación útil entre el organismo dedicado a la protección de derechos y el encargado ::el patrimonio bibliográfico, pese a que ambos eran campo de acción del Cuerpo Facultativo de Archiveros Bibliotecarios y Anticuarios. ¡Difícil papel el de los directores de la Biblioteca Nacional, que se asustan por lo que provoca la ley y que no se deciden a servirse de quien le trae los documentos y, encima, su descripción!

CONTENIDO:

Introducción
Cuerpo general de la obra
Índice onomástico
Números d ela Gaceta de MAdrid utilizados